Thursday, October 5, 2017

¡Rompe las etiquetas, libera a la persona que realmente eres!

¡Rompe las etiquetas, libera a la persona que realmente eres!


Vivimos en un mundo de nacionalización y racionalización. Un mundo en el que todo, cada persona y cada evento, lleva una etiqueta o incluso varias a la vez.

Y a veces estas se convierten en un peso que se hace difícil de llevar para lograr avanzar. ¡Pero ha llegado el momento de acabar con ese sistema y recuperar la libertad para ser nosotros mismos!

¿Qué es una etiqueta?
Considero a las etiquetas como indicadores de quiénes somos. Se establece una etiqueta para definir un elemento clave que surge de una situación o el comportamiento de una persona. ¡A veces vienen de la infancia y continúan extendiéndose a través de nuestras vidas! Y todos conocemos este proceso de etiquetado... "Este niño es desobediente, impaciente y salvaje" o "eres sentimental", "eres matemático pero no literario". Etc…

Estas pequeñas frases, opiniones o juicios nos clasifican en una categoría. Como si fuera absolutamente necesario marcar a cada individuo para comprenderlo mejor y posicionarse mejor delante de él. Nuestra sociedad actual nos ofrece este modelo de operación. Divide y organiza las individualidades agrupándolas en categorías definidas por las etiquetas seleccionadas. ¿Es este un método correcto...? Es sin embargo en base de este modelo que desarrollamos nuestro modo de vida.

El poder de una etiqueta.
Todos usamos etiquetas a veces incluso sin darnos cuenta. Nos acompañan en cada momento e influyen en nuestras acciones y nuestros pensamientos. Tomar conciencia de su poder es un primer paso para comprender cómo afectan lo que somos. ¡Tienen poder infinito! Una etiqueta es una vibración en la piel que contiene nuestra energía y nos pinta de un cierto color. Una etiqueta es un canal de energía que moldea nuestros pensamientos y creencias inconscientemente y continuamente.

Como resultado, una etiqueta influye y a veces redefine quiénes somos. Actúa como imán energético: atrae, moviliza y transforma nuestra energía básica. Finalmente una etiqueta nos lleva a lo que representa y cierra la puerta a todos los otros potenciales que poseemos. Si me definen como impaciente, no puedo ser paciente y tal vez debido a esto, no voy a ser paciente.

Concentrarnos en nuestro potencial
Cuando aceptamos una etiqueta, para nosotros mismos o para otros, ya no damos valor al potencial. Cerramos la puerta a un universo de posibilidades. Sin embargo, sabemos que tenemos múltiples recursos dentro de nosotros. Pero, para que estos recursos se expresen, debemos permitirles que puedan existir. Poner una etiqueta en otra persona o en uno mismo es cerrarse al poderoso campo de energía de la vida.

Separarnos de nuestras etiquetas es abrir la puerta a nuestro verdadero ser. Es darnos la oportunidad de estar dentro de todas nuestras dimensiones. Es ser capaz de salir finalmente a la reunión de lo más veraz y justo y que es lo que realmente significa. Somos seres de inmensurable riqueza. ¡Nunca dudes eso!

Al tomar conciencia del poder de esas etiquetas que circulan constantemente en y alrededor de nosotros, podemos recuperar nuestra libertad de ser. Por otra parte, podemos ofrecer uno a otro el mejor regalo que existe: y que este sea sin límite. Tenemos la capacidad de ver las cosas en su totalidad. Tenemos la capacidad de ver a otros seres en su totalidad. Tenemos la capacidad de abrir puertas con nuestra luz interior y lograr todo nuestro potencial. Tenemos la opción de ser.

Evolucionamos en cada momento
Estamos en constante proceso de evolución. No importa qué camino tomemos, cambiamos y nos transformamos a través de nuestras experiencias de vida. Las etiquetas que usamos pueden retrasarnos, nos impiden vivir plenamente nuestro camino o incluso lo pueden deformar. Sin embargo, la belleza de nuestra existencia radica en las sorpresas de la vida y nuestra capacidad de transformarnos. Una etiqueta nos hace estáticos. Más, no somos seres fijos. Esas etiquetas no necesitan acompañarnos. Hay que crear una nueva piel y deshacérsenos de eso que no es!

Reformar con honestidad
Prestemos mucha atención a cómo hablamos de nosotros mismos y como hablamos de otros. Entendamos que no somos lo que decimos y no somos lo que se dice de nosotros. Todas estas etiquetas que se propagan por el habla pueden desaparecer o ser disueltas por la magia de nuestra benevolencia y honestidad. Digamos, "no soy terco, puedo expresar mis convicciones con fuerza. No soy sentimental, me gusta estar envuelto con mis emociones en mi vida cotidiana".

Descubrir el potencial y nuestros propios recursos
Necesitamos revisar las etiquetas que conforman nuestra personalidad actual. Tomemos una hoja de papel para anotar cada una de estas palabras o imágenes que nos acompañan. Seamos espontáneos y no aceptemos limitaciones. ¡Quica la lista sea larga! Y cuando todo lo que aparentemente nos defina se haya vertido, en cada uno de los puntos de la lista, acabemos por ponernos en una situación en la cual no respondemos a la etiqueta mencionada. Por ejemplo; ¿Nos consideran impacientes? Para contrarrestarlo, tenemos que volver atrás y encontrar dentro de nuestro historial de vida un evento en el que hemos sido pacientes.

De tal manera y entonces, podremos ver que esas etiquetas no son justas y que no nos pueden definir. Es aquí donde nuestra mente inventiva tendrá un lugar para actuar: Preguntemonos; ¿qué otros recursos, cualidades o potencialidades tenemos que podríamos expresar? Así es que digamos por ejemplo: “No soy impaciente porque sé cómo ser paciente. Tengo paciencia conmigo mismo. Puedo esperar y permanecer tranquilo”, y así sucesivamente.


¡A la salud de nuestras plumas!

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